lunes, 15 de junio de 2009

Sorpresas ¡!


En un frimanso de elición,
vagaba una sublime piragona,
que muy irtomógida se dirigió
al pografío, a buscar las
litoréginas filsúbidas
que crecían de la exhuberante
galapógina repleta de
jitorías pecaminosas.
Y, para su sorpresa,
allí encontró lemandreces anteriuldes.
Quedó totalmente enembarda,
y embobada por los sigómetros y
trofóminos que halló.
Pero no se sintió avasallada:
polóngrama y opéraca,
supo mantener la calma
ante semejante mecartés
binorista, y con característicos sonidos
jocorisáceos, se marchó a su
portomórdido y alertúpido
mecanágido levitante,
y nunca más volvió a salir.

L.M.D.

El tiempo de arena

El tiempo de arena
~Alejandro Costas~

árboles que hacen el amor

árboles que hacen el amor
~Alejandro Costas~