martes, 10 de agosto de 2010

Temer y escribir

Extraño cuando escribía con la verborragia de la duda y la angustia existencial que mis ingenuos 15 años podían hacer surgir en mi limpia cabeza receptora del "todo". Extraño llorar por el mundo y por el terror que aún me da lo infinito de la inmensa eternidad. Y admito que todavía me estremezco si pienso en el futuro lejano, donde ni vos ni yo vamos a existir. Ni vos, ni yo, ni ellos, ni aquellos, ni nadie. La nada es mi temor, la inmensidad, lo que no termina pero viene tras un final de lo que somos: efímeras partículas, diminutos átomos en un universo multiparticular y multiatómico, donde cada uno de “esos” se cree el Sol. Como si el Sol fuera tan grande... Ustedes no vieron lo que hay más allá.


Me siento mejor: ya lo hice de nuevo (temer y escribir).

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~Alejandro Costas~

árboles que hacen el amor

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