martes, 6 de abril de 2010

Érase.

Otra vez olvidé lo de los scripts. Y no es casualidad. Me preguntaba por qué uno se acostumbra a lo bueno, y a lo malo también. Claro, prendo la batata y veo que tarda años en iniciar, y sí… Ahora estoy en la nave espacial (obsoleta en unos meses I guess)… Y después lo de siempre. Conformismo, vida, costumbre, bla bla. Pero no queremos volver, somos así, ah sí.

Ver un diskette después de años fue una hazaña, pero ella (la batata, por supuesto) respondió favorablemente ante la llegada del nuevo -viejo- visitante. No se quejó como lo hacía con aquel CD en la época en que las revistas traían de regalo un Compact Disc con alguna idiotez de algo que te gustaba… “Ruido de apareamiento”, así le llamábamos con Guille y demás gente que ni recuerdo. Eran otros tiempos. Y había algo llamado “Los Centauros del Sol”, pero ya me fui por las ramas. Aunque en ese momento uno también se acostumbraba a las cosas. Las patadas de Guille eran moneda corriente, y la lectura interminable de esos Best Sellers, ay… Qué épocas. Creías que el amor era un Sandwich de FIAMBRÍN! ¿Te acordás del Fiambrín? A ellos les hizo mal. A mí no. Ni se me ocurría de qué estaba hecho. Cuando “mejor no pensar” era el lema. Y filmamos esa película que algún día voy a desempolvar y será millones.

Todavía recuerdo el aroma del guión y de Corazón de Bruja, con ese folio gigante y las letras en rosa.

Qué tiempos… Y era entonces cuando deseaba tener un giratiempo. Ja, AHORA es necesario eso. Uno no valora las cosas. Y seguro en años más, diré que todo era mejor antes, es decir, HOY.

Intentaré disfrutar el día entonces, CARPE DIEM, claro claro.

Eso sí: los rollos de papel higiénico nunca se fueron de mi escritorio. Y no creo que lo hagan.

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El tiempo de arena

El tiempo de arena
~Alejandro Costas~

árboles que hacen el amor

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~Alejandro Costas~