lunes, 5 de abril de 2010

Hola...

UNO

Te confieso un lunar. Y no es por instigar. Me aventuro a declamar en presencia del desierto, que ya no vibran igual las cigarras, que no ríen igual los camellos y que no saben dónde caer muertos los pájaros de tu mente. Oh, me animo a atestiguar.

DOS

Pero la lluvia dirá, si es que las uñas del sol no rajan la tierra, aquello que nunca se animó a decir el mar. Y no es por delirar. Me refiero a los cerezos, a los mozos y a los besos. Y si me permite, madame, daré un paso al rincón. Allí donde los tragos amargos no existen, y los vasos toman aire con personas de vidrio. Porque nunca sabemos quién viene a escupirnos. Mire para arriba y dígame. Estoy en la esquina.


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El tiempo de arena

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~Alejandro Costas~

árboles que hacen el amor

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